Congreso EC 2024: «Ser, estar, educar… con nombre propio”
Bajo el lema «Ser, estar, educar… con nombre propio”, se celebró el Congreso nacional de Escuelas Católicas en el Hotel Marriott Auditorium de Madrid, del 7 al 9 de noviembre de 2024. El congreso buscó sumergirnos en el corazón de la comunidad educativa, reconociendo y celebrando la labor extraordinaria de quienes la componen: las personas. Estuvimos presentes miembros del Patronato, el Equipo de Titularidad y miembros de equipos directivos de varios de nuestros colegios de la Fundación Educativa Francisco Coll.
El tema central del XVII Congreso han sido las PERSONAS que dan vida a la comunidad educativa, enfocándose en su cuidado, acompañamiento y en la importancia de reconocer tanto a cada persona de manera única, como en resaltar los valores y la identidad de la educación católica.
«Ser, estar, educar… con nombre propio», destaca la importancia de tres verbos que son clave en el proceso educativo. “Ser” enfatiza en la identidad y los valores fundamentales, “estar” implica presencia activa y compromiso, y “educar” hace alusión a la misión de la escuela. Una misión que se centra en la individualidad y la atención personalizada, destacando la importancia de reconocer a cada persona “con nombre propio” y de manera única en la comunidad educativa. Conocer sus necesidades, intereses y capacidades; ofrecer acompañamiento personalizado; y respetar la diversidad y singularidad de cada persona.
En el corazón del congreso se encontraba la convicción profunda de que cada persona es única. La expresión «con nombre propio» buscaba condensar la esencia de nuestro enfoque educativo. Un aula donde cada rostro es más que un número, donde cada voz es singular y contribuye al aprendizaje colectivo. Reconocer que el proceso educativo no es uniforme. Cada persona, cada estudiante es un mundo por descubrir, con talentos, desafíos y sueños que llevan consigo un nombre, una identidad inconfundible.
En este contexto, “con nombre propio” también nos quería hablar de la mirada de Dios. Descubrimos que Dios nos quiere como individuos únicos, que nos llama por nuestro nombre, y que al educar “con nombre propio” ayudamos a cada persona a descubrir el significado profundo de su existencia.
Educar personas es iluminar mentes, inspirar corazones y ser guías en el viaje de descubrimiento personal. Los maestros tenemos el privilegio de acompañar vidas y mostrar destinos, porque educar no es solo una profesión, es un don que nos reta a acompañar, cuidar y ayudar a crecer. Y en este reto los maestros no podemos ni debemos estar solos, sino que debemos sentirnos arropados en esa bella y difícil misión de la escuela en general y de la escuela católica en particular.
Los ponentes fueron: Gabriel García de Oro, David Cerdá, Rosa Ruiz, Silvia Rozas, Pedro José Gómez, José Beltrán, Victor Amat, Silvia Álava, Toni Segarra, Margarita Álvarez, Virginia Cagigal, Belén Blanco, Álvaro Merino, María Guerrero y Nando García.
Además de las ponencias, hubo momentos para la magia, la diversión, la percusión y el ritmo, y para la música.
En definitiva, este congreso no solo fue un espacio de reflexión y aprendizaje, sino también un recordatorio poderoso del valor único de cada persona en la comunidad educativa. Nos llevamos el compromiso renovado de educar “con nombre propio”, poniendo a las personas en el centro, reconociendo su individualidad y cuidando su crecimiento integral. Cada maestro, cada equipo directivo y cada miembro de la Fundación sale de este encuentro con una mirada más consciente y esperanzada, dispuestos a hacer realidad la misión de nuestras escuelas: ser faros de luz, presencia y guía en la vida de nuestros estudiantes. Porque educar no es solo transmitir conocimientos; es transformar vidas, siempre desde el amor, la vocación y la fe.